La psicología de los deepfakes: ¿Por qué creemos en lo que vemos?

La psicología de los deepfakes: ¿Por qué creemos en lo que vemos?

La Psicología Detrás de los Deepfakes: ¿Por Qué Creemos en Lo Que Vemos?

En el vertiginoso mundo digital de hoy, donde la información fluye a la velocidad de la luz, la línea entre la realidad y la ficción se vuelve cada vez más difusa. Uno de los fenómenos más inquietantes que ha surgido en este contexto son los deepfakes: videos manipulados que pueden hacer que cualquier persona parezca decir o hacer algo que nunca ocurrió. A medida que esta tecnología avanza, también lo hace nuestra capacidad de ser engañados. Pero, ¿por qué caemos en la trampa de estos contenidos falsos? La respuesta radica en nuestra psicología.

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Una imagen que representa la desinformación que circula en el mundo digital, referida a la problemática de los deepfakes.

Confía en Tus Ojos… ¿O Deberías?

El primer aspecto a considerar es el «illusory truth effect», un fenómeno psicológico que sugiere que, cuanto más vemos algo, más probable es que lo aceptemos como verdad. La noticia publicada en NH Business Review el 15 de octubre de 2024, pone de manifiesto esta tendencia inquietante. Los videos bien editados que parecen auténticos provocan un efecto hipnótico en el espectador, llevándolo a creer que lo que está viendo es legítimo.

Imagina que te topas con un video de un político diciendo algo escandaloso. La calidad del video, la edición y el contexto pueden hacer que te olvides de cuestionar su autenticidad. “Lo vi, así que debe ser cierto”, es un argumento que muchos sostienen sin pensarlo dos veces. Esta ilusión de la verdad se ha vuelto una herramienta poderosa en la era de la información instantánea.

La Disonancia Cognitiva: Un Tirón Interno

Cuando nos enfrentamos a un contenido que sabemos que podría ser un deepfake, pero que es tan convincente que nos cautiva, comienza una batalla interna. Este fenómeno se conoce como disonancia cognitiva. Por un lado, sabemos que los deepfakes existen; por otro, la experiencia visual crea una conexión emocional que nos lleva a aceptar lo que vemos.

A menudo, para evitar el malestar de esta disonancia, optamos por creer en la apariencia de la realidad. “No puede ser falso, se ve tan real”, es un pensamiento común que permite a las personas justificar la aceptación de lo que, en el fondo, saben que podría ser engañoso. Esta desconexión entre lo que sabemos y lo que sentimos es un campo de batalla psicológico que se libra en nuestras mentes.

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Una foto que captura una reacción emocional intensa, simbolizando cómo las emociones influyen en la percepción de la autenticidad de los deepfakes.

Emociones y Percepción: El Poder del Sentir

Los deepfakes no son solo una cuestión de engaño visual; también juegan con nuestras emociones. Si un video manipulado provoca una reacción emocional fuerte, como risa, tristeza o sorpresa, es menos probable que cuestionemos su autenticidad. La noticia destaca cómo estas reacciones pueden empañar nuestro juicio crítico, llevándonos a aceptar el contenido sin reservas.

En este sentido, la conexión emocional puede ser mucho más poderosa que la lógica. La experiencia emocional se convierte en un atajo cognitivo que nos lleva a aceptar lo que vemos sin el filtro del escepticismo. “Me hizo sentir algo, así que debe ser cierto”, es una trampa en la que muchos caen, dejando de lado el análisis crítico a favor de la experiencia inmediata.

El Poder de la Prueba Social

Otro factor que contribuye a la aceptación de los deepfakes es la llamada prueba social. Este concepto se refiere a la tendencia de las personas a basar sus decisiones en lo que otros consideran normal o aceptable. Si un video deepfake se vuelve viral y es compartido por amigos y conocidos, es difícil resistirse a unirse a la corriente.

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Una ilustración de redes sociales donde se comparten contenidos, reflejando el impacto de la prueba social en la creencia de deepfakes.

La noticia menciona cómo estas dinámicas crean lo que se conoce como “eco chambers”, donde los deepfakes ganan credibilidad a través del volumen de comparticiones y «me gusta». En un mundo donde la validación social puede ser tan convincente como la evidencia, los deepfakes encuentran un terreno fértil para proliferar. El simple hecho de que muchos lo compartan puede llevar a la creencia generalizada de su autenticidad.

Realidad Hiper: La Línea Difusa

El concepto de «realidad hiper» describe cómo nuestra percepción de la realidad se está volviendo cada vez más borrosa. En este contexto, los deepfakes se erigen como ejemplos de esta fenomenología, donde la ficción y la realidad se entrelazan de manera tan sutil que nuestras propias percepciones son cuestionadas.

La noticia destaca que esta mezcla crea una confusión que puede ser devastadora, especialmente en un mundo donde la desinformación puede tener consecuencias graves. ¿Cómo sabemos qué es real y qué no? La dificultad para discernir entre un video genuino y uno manipulado habla de una crisis de confianza en nuestras propias percepciones.

La Alfabetización Mediática: Un Camino Hacia la Verdad

A medida que navegamos por este complejo entorno digital, la noticia subraya la creciente importancia de la alfabetización mediática. La capacidad de evaluar críticamente los contenidos en línea es más relevante que nunca. Aprender a discernir entre un video genuino y un deepfake no solo es una habilidad deseable, sino esencial en la era de la información.

A medida que los deepfakes se convierten en una herramienta más común en la propagación de desinformación, es fundamental que los ciudadanos se equipen con las herramientas necesarias para cuestionar lo que ven. La educación en este ámbito puede ser un antídoto poderoso contra el engaño y la manipulación.

Reflexiones Finales

La psicología detrás de los deepfakes nos revela mucho sobre nuestra naturaleza humana. Desde la ilusión de la verdad hasta la prueba social, cada uno de estos elementos juega un papel crucial en cómo percibimos el mundo que nos rodea. En un paisaje digital donde la manipulación es posible y las emociones pueden ser utilizadas como armas, el desafío permanece: ¿cómo podemos aprender a confiar en nuestras propias percepciones en un mar de incertidumbre?

Fuente de la imagen: NH Business Review.

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